Cada vez que nos subimos a la báscula y aumentamos de peso nos echamos las manos a la cabeza. Hay que tener en cuenta que nuestro peso corporal puede aumentar por varios motivos y no necesariamente por un aumento de grasa.
Podemos subir peso y bajar grasa, al igual que podemos bajar peso y subir grasa.
El problema viene a que solo nos preocupamos cuando la báscula no baja (en los casos de querer perder peso). Cuando bajamos peso, a pesar de no bajar el porcentaje graso nos alegramos. ¡ERROR!
El aumento de peso puede ser dado por la subida de grasa, por ganar masa muscular o por tener retención de líquidos. Esta última siempre está en el punto de mira porque no llegamos a comprender por qué aparece.

Lo primero que tenemos que saber es qué es la retención de líquidos.
Pues bien, la retención de líquidos o edema es un signo de acumulación de líquido en los tejidos.
Normalmente se suele apreciar en las extremidades; muñecas y tobillos, aunque también aparece hinchazón en la cara y abdomen.
La retención de líquidos puede aparecer por varios y diversos motivos: insuficiencia cardiaca, patologías hepáticas, enfermedades renales, problemas circulatorios, dilatación de los vasos sanguíneos (sobre todo en verano cuando aumentan las temperaturas), estrés, insomnio, ciclo menstrual, trastornos hormonales, embarazo, ingesta de medicamentos como antiinflamatorios, corticoides, etc., mala alimentación, falta de hidratación, obesidad y sobrepeso.

Es importante hacer cambios en nuestra alimentación para evitar un aumento de retención de líquidos, pero no todo está en cambiar los hábitos alimenticios. También tenemos que gestionar nuestra mente y asumir que si estamos en plena menstruación vamos a estar hinchadas y la retención aumentará, al igual que si llevamos una semana de mucho estrés y no dormimos como toca también acumularemos líquidos (de ahí provienen las queridas ojeras), o si nos hemos pasado bebiendo alcohol, aumentado la ingesta de antiinflamatorios o analgésicos, etc.
Es importante asumir ciertas cosas y no culpar a la alimentación de todos nuestros problemas.

Voy a hablaros de cambios que podéis hacer con la alimentación para prevenir y/o disminuir la retención de líquidos.

• Controlar el consumo de sodio. Si consumimos alimentos con mucho sodio, ayudaremos a que nuestro balance sodio-potasio no esté equilibrado y acumularemos líquido.
• No excederse con las harinas y azúcares refinados. Se ha demostrado que los riñones pueden acumular exceso de sodio por el consumo excesivo de harinas y azúcares.
• Aumentar el consumo de frutas y verduras. Es importantísimo depurar el organismo y las frutas y verduras son unas buenas aliadas para mantener nuestro organismo limpio.
• Beber agua. Alrededor del 60% de nuestro organismo está compuesto por agua, es importante mantener una ingesta adecuada para renovar y depurar el organismo. Lo más conveniente es consumir agua con bajo contenido en sodio o con mineralización débil.
• Limitar el consumo de animales o productos derivados del animal. Carnes, pescados, lácteos… todos ellos contienen grandes cantidades de sodio y no es necesario consumir este tipo de alimentos diariamente.
• Evitar los alimentos procesados. Cualquier alimento procesado contiene grandes cantidades de sodio y/o azúcares para su conservación. Es importante evitarlo y consumirlos de manera esporádica.
• Tener cuidado con el exceso de proteínas en la dieta. Si consumimos más proteínas de las que debemos, nuestro hígado no trabajará correctamente y provocará retención de líquidos.

Os voy a dar algunos trucos para que podáis introducir en vuestra dieta y que os ayudarán a bajar la retención de líquidos.

• Infusiones; diente de león, boldo, cola de caballo, hinojo, ortosifón, uña de gato, té verde, abedul…
• Caldo depurativo. Este caldo va genial para limpiar y depurar el organismo. Mi recomendación es tomar una taza antes de comer o de cenar durante 4-6 días a la semana. Es importante no acostumbrar al cuerpo, así cada vez que se tome el caldo será efectivo. Siempre podemos consumir el caldo en los días de menstruación u ovulación, después de días de excesos con comidas y bebidas, durante o después de haber consumido medicación en exceso como por ejemplo después de una operación, gripes, migrañas, etc.

Aquí os dejo la receta. Es muy sencilla y en tan solo 20 minutos la tendréis preparada.

Ingredientes:
– 1 litro de agua
– 1 cebolla grande
– 2-3 ramas de apio
– 1 ramillete de perejil
– 2 rodajas de jengibre (opcional)

Preparación:
– Cortar la cebolla y el apio en 4 trozos para que la cocción sea más fácil.
– Hervir todos los ingredientes en 1 litro de agua durante alrededor de 15 minutos.
– Colar el caldo y aderezar al gusto. Siempre recomiendo aderezar con especias o limón ya que si añadimos sal el caldo no tendrá la misma eficacia.
*Algunas personas trituran las verduras y en lugar de caldo se hacen puré. Eso dependerá de gustos.

Si llevamos a cabo una alimentación equilibrada y saludable, realizamos ejercicio físico y controlamos nuestro estrés, podremos mantener a raya nuestra retención de líquidos. Aun así, no nos olvidemos que hay alteraciones y situaciones que no podremos controlar y en ese caso lo más importante es tener paciencia, asumir lo que viene y no desesperar.

2 Comentarios

  1. Adrián

    Muy buen post. Hay mucha gente (me incluía) obsesionados con las kcal y la báscula dejando de lado las grasas o la retención de líquidos. Buen despegue!

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