¿Qué es dieta?

Estar a dieta es seguir unos hábitos alimenticios dependiendo de las necesidades de cada individuo. Por lo que a dieta estamos tod@s; niñ@s, adult@s, ancian@s, deportistas, enferm@s, animales…

Pero si preguntamos por la calle que es estar a dieta la gran mayoría contestaría: comer poco para adelgazar, pasar hambre, comer solo fruta y verdura, dejar de comer cosas “buenas”, no poder salir con l@s amig@s a cenar porque no puedo comer de nada, no comer nada de sal, no comer nada de azúcar, no comer hidratos, etc.
Estas respuestas son muy comunes porque en el momento que escuchamos la palabra dieta también nos viene a la cabeza la palabra restricción.
Partiendo de esta base, vamos a centrarnos en las dietas de adelgazamiento.

¿Por qué hacemos “dieta” para bajar esos kg de más y no en aprender a comer?

Nos limitamos en hacer una dieta de adelgazamiento para bajar kg, y una vez los perdemos, volvemos a esos hábitos que nos provocaron esa subida de peso. Mantener los kg perdidos solamente se consigue aprendiendo a comer.

¿Cómo aprendemos a comer?

De la misma manera que aprendemos a leer, o a desarrollar un oficio; con paciencia, alguien que nos enseñe, dejándonos enseñar y sin ponernos limitaciones. A lo de las limitaciones me refiero a estar abiert@ a probar sabores y cosas nuevas. No podemos decir que algo no nos gusta si no lo hemos probado. Si mantenemos una mente cerrada nos perdemos el universo.
L@s nin@s son esponjas y si desde pequeñ@s ven que sus madres, padres, cuidadores, etc. no comen de todo, ell@s tampoco lo harán. No podemos pedir peras al olmo, ¿o sí?…

¿Por qué somos capaces de hacer locuras con la alimentación para bajar esos kg de forma rápida y poniendo en riesgo nuestra salud? ¿Por qué nos preocupa tanto el número que marca la báscula?

Solo nos interesa que el número de la báscula baje. Cada día me esfuerzo en hacer entender que el peso es algo secundario.
Ya expliqué parte de esto en la anterior entrada “Retención de líquidos”, pero creo que nunca es suficiente.
Bajar de peso no nos va a garantizar que estemos adelgazando.
Para adelgazar, debemos bajar el porcentaje graso y perder volumen, y eso solamente se consigue comiendo de forma sana y equilibrada, haciendo ejercicio, bebiendo agua, descansando lo suficiente y manteniendo nuestra mente lo más limpia posible.
Cuando hacemos “dietas rápidas” y bajamos, por ejemplo 3kg en una semana, lo que estamos bajando es masa muscular y retención de líquidos, pero no grasa, por lo que en el momento en que volvemos a comer de la misma manera que antes, volveremos a recuperar esos kg y alguno más de regalo provocado por la ansiedad que ha generado comer durante una semana menos kilocalorías de las que nuestro cuerpo necesitaba.

Antes de hacer locuras y obsesionarnos con el número de la báscula, empecemos a comprender que las cosas no son ahora y ¡YA!, que estamos hablando de nuestro cuerpo, que en teoría queremos que nos dure el máximo tiempo posible. Cuidémoslo, ¿no?

¿Por qué solamente nos preocupamos de hacer “dieta” y bajar esos kg de más para una boda, una celebración, el verano, etc.?

-Tengo una boda dentro de dos meses y quiero perder peso para entrar en el vestido que me gusta.
-Se acerca el verano y necesito estar estupend@ para ir a la playa.
-Ahora que empieza el curso/año, quiero empezar a hacer “dieta” y apuntarme al gimnasio.

¿Os suena?
Yo personalmente evito tener este tipo de clientas/es porque mi objetivo es enseñar a comer y esto (como he dicho antes) lleva su tiempo. Si aprendes a comer, indirectamente tu cuerpo se desprende de excesos de grasa, toxinas, retención de líquidos, y adelgazarás o engordarás, depende de los hábitos que tuvieses y cuál sea tu objetivo. Pero no metamos prisa a nadie si la prisa es nuestra.
A través de la TV, las revistas, el cine… nos educan a que las mujeres tengamos unas buenas medidas (90-60-90), que los hombres tengan músculos marcados y voluminosos, que odiemos el paso del tiempo camuflando arrugas y marcas en la piel, que l@s niñ@s tengan que dar besos a desconocid@s como sinónimo de buena educación… ¡BASTA YA!

Es importante aceptar nuestro cuerpo tal y como es y hacer que los complejos se transformen en marcas personales que nos hagan diferentes del resto.
Empezar a comer de manera sana y equilibrada, hacer ejercicio físico de manera habitual, aprender a meditar y querernos cada día un poco más, va a generar que nuestro cuerpo cambie a mejor, pero eso no debe ser porque nos lo marque la sociedad o tengamos que complacer o agradar a alguien, sino que ha de ser un cambio provocado por la necesidad de sentirnos bien con nosotr@s mism@s.

Cada un@ somos dueñ@ de nuestro cuerpo y de nuestra mente. Si obligamos a alguien a que adelgace, haga ejercicio, etc. sin querer hacerlo, podemos provocar un trauma. Así que lo mejor es animar o aconsejar y no obligar, porque cuando hacemos algo a disgusto, solo queremos que termine.

¿Por qué tenemos la mala costumbre de decirle a alguien: -Te veo más gord@, o te veo más delgad@?

El decirle a alguien que está más gord@ o más delgad@ no es algo positivo ni un piropo. Puedes crear un trauma y que eso conlleve a un trastorno en la conducta alimentaria.
Tú no sabes por qué esa persona ha engordado o ha adelgazado y tampoco si se siente bien así.
Debemos tener mucha confianza con la persona para hacer esos comentarios, aunque quizás es más importante preguntar a las personas cómo se sienten, qué tal están…

¿Siempre voy a tener que estar a dieta, nunca voy a poder comer normal?

El problema viene a que veamos como comida “normal” el fast food, comer todos los días bollería industrial, alimentos preparados, cantidades abismales de azúcares, patatas fritas, carne todos los días, salsas; mayonesa, kétchup, nata…

Si aprendemos a comer, podremos comer todo lo que queramos siempre y cuando comamos con cabeza y acompañemos la alimentación con un estilo de vida saludable.

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